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Segunda Revelación – Una nueva mirada
- 12 de febrero de 2024
- Posted by: KA EduSoft
- Category: Habilidades blandas
“Observa nuestra cultura dentro de su contexto histórico. La primera mitad del pasado milenio se malgastó bajo el pulgar de la Iglesia; en la segunda mitad sólo nos preocupamos del bienestar material. Ahora, al fin del Siglo XX (principios del siglo XXI), eso ya no nos importa. Estamos listos para descubrir el principal propósito de la vida.”
James Redfield
Lo que has hecho siempre es mirar al mundo, a la vida, a tu experiencia, desde tus necesidades afectivas, emocionales, psicológicas, físicas y materiales. El verdadero cambio es comenzar a ver más allá, primero, a través del camino inverso: en vez de ver hacia afuera, mira hacia adentro; segundo, cuando lograste lo anterior mira al mundo más allá de tu EGO, poniendo al otro primero sin pedir nada, sin esperar nada. Desarróllate internamente, psicológicamente y espiritualmente. Lo demás llegará por añadidura.
Planteo inicial y acercamiento a los sesgos cognitivos
El enunciado y descripción de esta revelación puede parecer simple y superficial, puede hacer que pasemos por alto justamente el hecho de que es muy profundo porque, en primer lugar, el desarrollo personal es un proceso, y como todo proceso lleva tiempo y es incómodo y doloroso, no es mágico, es trabajoso, requiere esfuerzo, constancia, determinación y responsabilidad, tanto hacia uno mismo como hacia el resto de personas. El desarrollo personal requiere que uno se estudie en profundidad a sí mismo, requiere que se haga terapia, requiere trabajo. La mayoría de las personas no lo quiere hacer, no quiere pasar trabajo, la mayoría de las personas quiere una solución rápida y fácil a sus problemas. Las personas llegan a mi consultorio, a terapia, y quieren que yo les dé la receta a la solución de sus problemas y cuando empiezan a ver el trabajo real que hay que hacer para cambiar y que ese cambio depende de ellos, que mi trabajo como terapeuta es ir mostrándoles el camino, dándole las herramientas y ayudándolos a ponerlas en práctica, pero está en ellas mismas aplicar todo eso, suelen o tienden a abandonar y luego buscan otra solución mágica y no la hay.
El trabajo de desarrollo personal realmente requiere que uno se comprometa a sí mismo consigo mismo. Requiere afrontar y atravesar el dolor. La superación personal duele, y eso es algo que la mayoría de libros de autoayuda no dice o no dejan bien en claro. ¿Qué habría que superar sino? Pues nada. Solo se superan los obstáculos, y el dolor es un gran obstáculo, la incomodidad lo es, el pasado oscuro lo es, y nuestra propia sombra (parte negativa de uno mismo) también lo es. Incluso, yendo aún más lejos, la cultura y el contexto en el que creces tiende a ser uno de los mayores obstáculos para avanzar en la vida, y eso incluye, mal que nos pese a muchos, a la propia familia y entorno cercano.
Aquí la revelación nos dice que observemos nuestra cultura dentro de su contexto histórico y lo que vamos a hacer es aprender a entender cómo esa cultura nos condiciona, para bien o para mal, cómo nos potencia en ciertos aspectos y nos limita en otros. Somos hijos de nuestra cultura, somos hijos de la clase social en la que nacemos, de los credos en los que nos desarrollamos, y luego vemos al mundo a través de ahí, porque no es lo mismo haber nacido en Uruguay (lugar en el que yo he crecido) que haber nacido en Estados Unidos, o en Japón, en la India, o en algún lugar de África. No es igual estar, crecer y vivir en un lugar o en otro, la cultura nos afecta muchísimo, nos impone, nos determina en gran medida.
Somos seres que se desarrollan en el contexto en el que crecen. Luego tenemos, hasta cierto punto, capacidad como para poder elegir y cambiar eso, pero el problema está en que la mayor parte de nuestro cerebro se desarrolla en la primera infancia, en los 3 primeros años de vida, y ahí ya tenemos una gran cantidad de peso encima, de cosas que, muchas veces de forma violenta y otras veces no, con buenas intenciones o no, nos determinan y forjan nuestra manera de percibir la realidad y de tomar decisiones. Yo soy padre, y como padre le impongo a mis hijos mi forma de ver al mundo, queriendo o sin querer, con errores y aciertos (el problema son los errores que creo que son aciertos), y luego mis hijos van a estar sesgados, condicionados por las enseñanzas que yo le he dado, que el barrio, la familia, la escuela, y la visión de la sociedad en que han crecido les ha dado. Y es ahí que surge la palabra clave: sesgo, porque nosotros quedamos entonces sesgados y el sesgo es un filtro que no nos permite ver la realidad de forma objetiva, sino que vemos lo que queremos ver (sesgo de confirmación). Esto es algo que nos afecta a todos porque a veces caemos en la arrogancia decir creer que no tenemos sesgos, pero sí los tenemos. Tú los tienes. Yo los tengo.
Piensa en cómo ves a los políticos del partido político opuesto al tuyo. ¿Cómo los ves? ¿Cómo tomas sus propuestas? ¿Eres capaz de identificar propuestas de la oposición y decir “Oh, eso que dice está bien y realmente es interesante, podríamos intentar aplicarlo”? ¿O simplemente descalificas todo lo que dicen los de la oposición? ¿Cómo ves a la gente que habla sobre el equipo de fútbol rival del equipo con el que tú simpatizas? ¿Cómo ves a las personas que hablan de una religión distinta de la tuya o de religión cuando tú no la tienes? ¿Cómo ves a los que hablan a favor del aborto si tú estás en contra o, por el contrario, como ves a los que hablan en contra si tú estás a favor? ¿Cómo ves a las personas de una clase social diferente de la tuya, si te consideras de clase media cómo ves a los de clase alta, cómo ves a los de clase baja; si te consideras de clase baja, cómo ves a los que tienen plata, a los que tienen dinero? Todos esos son sesgos, sesgos que determinan en gran medida como actuamos y como decidimos. Esto es importante, porque justamente esta revelación nos dice “Observa nuestra cultura dentro de su contexto histórico”, y hoy día hay muchos debates que antes no existían (feminismo, aborto, religión, etc.).
Veamos un ejemplo para entender más a fondo cómo operan los sesgos cognitivos. Esta es una historia ficticia que viene muy bien y que ya es un clásico para comprender este tema:
“El papá iba conduciendo un auto acompañado de su hijo pequeño en el asiento delantero. Ambos iban muy contentos, hablando de varias cosas. Era un viaje ameno. De un momento a otro ambos sufren un accidente de tránsito fatal, donde el padre muere instantáneamente y el niño queda inconsciente, muy mal herido.
Inmediatamente llegaron las ambulancias y trasladaron al pequeño al hospital más cercano. Los médicos mantenían al niño con vida tanto como podían; sin embargo, se dieron cuenta de que las circunstancias los excedían. Ellos no tenían las herramientas ni el conocimiento suficiente para salvarle la vida a ese niño.
De pronto uno de los médicos recordó que cerca de allí había una eminencia en pediatría, una persona que seguramente era capaz de salvar a este niño. Sin demora llamaron a esta eminencia y le pidieron por favor que acudiera a ver al pequeño.
Al cabo de un rato que pareció eterno, esta persona llegó al hospital y de inmediato se dirigió a revisar al infante. Los médicos del lugar, desesperados ya, le preguntaron: ‘¿Puede usted salvarlo?’
Casi con una sonrisa en el rostro, esta persona, esta eminencia en medicina pediátrica, contestó: ‘¿Cómo no lo voy a salvar? Si es mi hijo…’”
Esto plantea una pregunta muy simple: ¿Quién esta persona, esta eminencia en medicina pediátrica? Tómate unos instantes para pensar un poquito y buscar una respuesta. Este ejercicio no tiene ninguna trampa, de hecho, la trampa está en tu propio cerebro. No continúes leyendo hasta tomarte uno o dos minutos para pensar, salvo que encuentres la respuesta enseguida.
El hecho de que tú puedas llegar rápidamente a la respuesta nos dirá si estás a merced de un sesgo de confirmación o no. La mayoría de las personas tarda mucho en resolver el “enigma” (realmente no hay enigma), y de hecho, casi nadie responde correctamente. Me han dicho “Es Dios”, “Es un ángel”, “Es Jesús”, incluso “Es un pediatra que ama tanto a los niños que los ve a todos como sus hijos”. Pero muy poquitísimas personas han dado con la respuesta obvia y evidente: si el padre del niño murió, la única persona que puede decir ‘Es mi hijo’ es la mamá del niño. No hay misterio ninguno. La eminencia pediátrica era su madre y punto. Una respuesta simple, un problema simple. ¿Pero por qué la mayoría de las personas no da con la respuesta a un problema sencillo como este?
Es muy simple: estamos a merced del sesgo machista. Nos cuesta aún, como sociedad, ver a las mujeres como eminencias en medicina (y otras disciplinas), por lo que nuestro cerebro automáticamente busca figuras masculinas para resolver el enigma. Es un autoengaño que no permite que uno resuelva un problema simple, de hecho, no hay problema alguno, nosotros nos lo creamos gracias a la incidencia de nuestra sociedad en nuestra forma de percibir las cosas.
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Veamos un simple ejemplo más, el cual trabajamos en nuestros cursos de Oratoria y de Inteligencia Emocional. Fíjate en el siguiente ejercicio: Dibuja en una hoja de papel nueve puntos tal como ves en la imagen que sigue abajo. Luego une TODOS los puntos con 4 líneas rectas sin levantar el lápiz. Básicamente tienes que dibujar cuatro líneas rectas, una detrás de otra, de forma que TODOS los puntos queden atravesados por una línea, sin levantar el lápiz para lograrlo. El ejercicio tiene al menos dos soluciones. ¿Puedes resolverlo? Detente aquí ahora e intenta solucionar esto al menos durante 10 minutos antes de continuar leyendo, es importante, porque nuevamente te demostraré en tu propia experiencia cómo operan los sesgos y cómo están activos en todos nosotros determinando nuestra realidad y nuestra toma de decisiones día a día. No continúes leyendo hasta intentarlo.
La dificultad del ejercicio no radica en el problema en sí, sino en la forma en que lo atacas, en cómo te enfocas, en qué manera de pensar usas para buscar soluciones. Intenta buscar una forma de resolverlo totalmente distinta a la que estás pensando ahora. Piensa por al menos 15 minutos antes de seguir leyendo. Si te gana la flojera (pereza) entonces buscas soluciones rápidas a las cosas y no tienes la suficiente disposición para esforzarte en resolver las complicaciones. Yo mismo pensé durante más de tres días ejercicios similares a este hasta encontrar una forma de resolverlos.
Debes saber que nuestro sistema nervioso posee una propiedad biológica llamada neuroplasticidad o plasticidad neuronal, que implica que todo el tiempo está formándose y moldeándose, creando nuevas conexiones neuronales, lo cual nos permite aprender durante toda la vida y desarrollar nuevas habilidades y cualidades como personas, incluso podemos desaprender, es decir, quitar patrones limitantes para desarrollar otros nuevos.
El problema que suele surgir a la hora de resolver el ejercicio de los 9 puntos es que uno tiende a intentar unir 4 líneas rectas dentro del cuadrado imaginario que forman los puntos. Nuestra mente focaliza en esto y por algún motivo asume que las 4 líneas no deben salirse de ese cuadrado, aunque esa condición jamás está dicha en la consigna. Esto justamente es un sesgo (ceguera parcial) a la hora de pensar, y lo utilizamos en la vida cotidiana constantemente. Cientos de problemas del día a día tienen muchas soluciones, pero nos enfrascamos en verlos desde cierto punto de vista y ahogarnos en un vaso de agua. Ningún problema es grande o pequeño en sí mismo, sino que nuestras capacidades (o percepción subjetiva de ellas) son adecuadas o inadecuadas para afrontarlo.
Ahora que sabes que las 4 líneas no tienen por qué estar dentro de ese cuadro imaginario, intenta nuevamente resolver el ejercicio. Te dejo justo aquí debajo una de las soluciones posibles al ejercicio. Te dejo además números indicando el orden en que debe dibujarse cada línea, iniciando por la diagonal número 1 desde la esquina inferior derecha. Como verás, todos somos genios, pero no lo creemos, nunca nadie nos lo dijo, sino que nos convencieron de todo lo contrario. Es momento de reclamar eso que ya venía contigo al nacer y que aún está ahí esperando que lo veas.
No nos centraremos aquí en cómo detectar y eliminar sesgos, ya que eso es parte del entrenamiento del curso de Inteligencia Emocional, pero ya conque hayas comprobado su existencia en tu propia experiencia es más que suficiente.
Ahora que entiendes cómo opera nuestra mente y nuestro cerebro, tenemos que pasar al siguiente punto que está escondido dentro de esta segunda revelación: vivimos inmersos en sistemas.
Una visión sistémica
Existe una teoría científica en la que basaremos este análisis llamada Teoría General de los Sistemas, la cual nos dota de herramientas para entender cómo operamos dentro del contexto en el que estamos y cómo este opera sobre sobre nosotros. Esta teoría general de los sistemas es justamente eso, una teoría, y acá tengo que aclarar un punto muy importante, porque mucha gente tiene una idea equivocada de lo que una teoría es: a nivel científico una teoría es algo que funciona, que está demostrado, validado y respaldado; en lenguaje coloquial usamos esta palabra para referirnos a algo dudoso (por ejemplo, diciendo cosas como “en teoría esto debería funcionar”) pero en el campo científico una teoría no es algo dudoso; cuando una cuestión aún está en duda o siendo investigada no se le llama teoría, se le llama hipótesis. Una hipótesis es algo que se supone, que se cree que funciona o incluso se ve que funciona en ciertos casos, pero que aún no tiene el respaldo suficiente para convertirse en una teoría. Así pues, la teoría general de los sistemas es algo demostrado, comprobado y analizado a fondo. Aclarado eso, continuemos.
Veamos el esquema del enfoque sistémico y luego pasemos a explicarlo al detalle:
Un sistema entonces es un conjunto de partes que funcionan todas de modo tal que dicho sistema sea viable. Entendámonos a nosotros mismos como partes de un sistema social, porque somos individuos que crecemos en un contexto social, en grupo, entonces tenemos que pasar de lo grupal a lo individual y de lo individual a lo grupal. Un sistema es por tanto un conjunto de partes que actúan todas interconectadas entre sí, se afectan las unas a las otras y dependen las unas de las otras. Piénsalo de forma simple en tu casa, en tu familia (la familia es un sistema): cada uno de los integrantes de la familia es parte de ese sistema, todos se afectan entre todos, todos cumplen un rol, si uno falla se afectan los demás, si uno cambia se afecta a los demás. Por esto es que en programación neurolingüística se dice que el cambio genera cambio, porque si yo cambio afecto, directa o indirectamente, al resto de mi familia, a otras personas con las que yo me involucre. Mis cambios afectan, consciente o inconscientemente, al resto, del mismo modo que el cambio del otro me afecta también a mí, y en ese sistema se forman dinámicas de funcionamiento.
Todos funcionamos de cierta manera, hacemos ciertas actividades, tenemos ciertos conflictos, colaboramos de cierto modo, competimos, entre otras muchas cosas, y esa dinámica, en la medida que el sistema es más grande y más complejo, se vuelve cada vez más complicada, incluso más caótica, aunque no tiene por qué ser así. Surge así el concepto de entropía que explica cómo un sistema tiende al caos, y también el concepto opuesto, la neguentropía, que es lo que explica cómo el propio sistema también se resiste al caos, es decir que se tiende a generar un cierto equilibro.
Además, el sistema va mutando en el tiempo, se va adaptando, por eso la sociedad de hoy no es la misma que la sociedad de hace 5 años atrás, ni la de hace 10, y cada vez que vamos más atrás en el tiempo la sociedad de cada época resulta más y más distinta, no solo por cuestiones de tecnología y avances científicos, sino también por cuestiones sociales. Lo que antes estaba bien ahora puede no estarlo, lo que antes estaba mal ahora puede no estarlo. La ética y la moral también van cambiando, los valores van cambiando.
Interdependencia
Tenemos entonces el primer punto importante: la interdependencia. Todas las partes del sistema dependen las unas de las otras. Todos dependemos de todos. Es muy común, por ejemplo, cuando hablamos de independencia financiera (que es un tema que hoy también se habla mucho), encontrar que muchas veces en esos discursos se apunte a que hay que ser emprendedor o empresario porque ser empleado es ser esclavo, pero esos discursos están dados por personas que ignoran muchas cosas, dado que estamos en un sistema interdependiente: el empleador o empresario depende de que existan empleados para que los negocios y los servicios funcionen, y los empleados dependen de que existan emprendedores o empresarios para que haya un servicio en el cual servir, es decir, para tener trabajo; del mismo modo ambos dos dependen de que haya clientes que quieran comprar ese servicio o producto que se vende o se fabrica. Así todo es una interdependencia y así todo el sistema es interdependiente.
La comida que llega a cada hogar, el pan que llega a tu mesa, antes de llegar allí pasó por un montón de procesos. Antes de ser pan tuvo que recorrer un proceso que inicia desde quien sembró el trigo hasta el panadero que horneó ese pan y la forma en que llegó a tu mesa. Todo eso es una interdependencia. Hay muchísimos niveles y cantidad de complejidades asociadas a esto. Es importante entenderlo. No dependemos solamente de nosotros mismos. Por supuesto que nosotros como individuos tenemos muchísima responsabilidad en cómo utilizamos los recursos del sistema a nuestro favor, o incluso a favor del sistema mismo, pero no debemos olvidar la interdependencia, más aún siendo los humanos seres sociales que necesitamos de otros individuos de nuestra especie para sobrevivir y desarrollarnos.
Jerarquías
El siguiente punto son las jerarquías. Los seres humanos somos seres jerárquicos. Las jerarquías también existen en otros sistemas de la naturaleza, inclusive en el cuerpo humano, pero yendo a lo social, a lo familiar, a lo emocional y psicológico, qué es lo que nos atañe aquí, somos jerárquicos por naturaleza. Nacemos ya dentro de un sistema jerárquico que es la familia.
Cuando somos niños los que mandan son los adultos, los que toman las decisiones son los adultos, y no por autoritarios sino porque son los que se suponen que tienen las capacidades para tomar dichas decisiones y hacerse cargo de los niños (sí, ya sabemos que muchas veces hay adultos incompetentes criando niños), ya que ellos por su cuenta no pueden sobrevivir en un sistema tan complejo como el sistema social humano. Así ya tenemos jerarquías desde nuestras bases del desarrollo, pero luego organizamos jerarquías para todo. Los niños van a la escuela y allí hay un sistema de jerarquías, los hay en la sociedad y en cada ámbito en el que nos movemos.
Cada nivel de estas jerarquías tiene sus distintas responsabilidades, cada una de las partes responde a algo y debe ocuparse de algo. Así funciona absolutamente toda la naturaleza. Entender las jerarquías y el lugar que ocupamos en ellas, el rol que desempeñamos y cómo operamos allí es extremadamente importante, porque no necesariamente estar en planos superiores jerárquicamente es mejor que estar en planos inferiores. Cada uno de los niveles tiene una responsabilidad, por tanto no siempre es bueno estar arriba y no siempre es bueno estar abajo, así como no siempre es mejor una cosa que la otra, simplemente cada una de las cosas es interdependiente de la anterior aún en su independencia. No olvidar el punto previo: se necesita de toda la estructura jerárquica, ya que si esta es fallida el sistema fallará.
Procesamiento de datos
El siguiente punto es el procesamiento de datos. Constantemente en el sistema, ya sea un sistema social, el cuerpo humano, un sistema de software o un sistema de la naturaleza contiene información fluyendo, datos. Siempre hay cosas que procesar, que trabajar, que transformar de un estado a otro.
Esto implica que los sistemas son dinámicos, están vivos, aunque no haya seres vivientes en ellos, todo el tiempo operan y se transforman a sí mismos. El sistema solar, el sistema de tu automóvil, el sistema de tu smartphone, el sistema social, etc., todo está siempre en constante transformación, cambiando de estado. Lo único constante en la existencia es el cambio.
La capacidad del sistema para procesar su propia información, su estado, su situación y su adaptación a los cambios determinará el umbral de supervivencia y ciclo de vida del mismo, ya que los sistemas no son infinitos ni existirán por siempre.
¿Cómo se procesa la información en tu familia? ¿Cómo hacen frente a las situaciones? ¿Cómo actúas tú en tu vida cotidiana? ¿Cómo te adaptas? ¿Cómo ejerces tu rol? Todo esto es clave.
Retroalimentación
La retroalimentación es el hecho de que el sistema se alimenta a sí mismo, genera información que él mismo procesa, es decir, que aprendemos de los resultados siempre y cuando estemos atentos a ellos. La naturaleza se retroalimenta y se adapta, las personas lo hacen, los animales, los virus, los planetas, todo opera bajo estas premisas. Tú como individuo eres parte de múltiples sistemas, y uno de los objetivos de estos artículos es que prestes atención a la capacidad de procesar información que tienes, de no estar simplemente como autómata y actuar de modo automático (recuerda la voluntad ciega que vimos en la revelación anterior).
Tu propio accionar en el cotidiano te brindará siempre nueva información. Debes usar esa información como un modo de aprendizaje para corregir y avanzar, corregir y avanzar, y así una y otra vez hasta alcanzar los resultados, concretar tus metas o aprender que éstas no eran correctas, reformular y continuar. Todo lo que no se adapta muere, sea parte de un sistema o un sistema completo. La interdependencia aplica a varios sistemas a la vez, ya que todo sistema forma parte de otro más grande.
Multidisciplinariedad
La multidisciplina indica que existen dentro de un sistema muchísimas áreas distintas específicas de desempeño. Piensa en el cuerpo humano: tiene sistemas aislados que se ocupan de distintas cosas específicas; hay un sistema respiratorio que se encarga de la respiración, un sistema de defensa que se encarga proteger al cuerpo, un sistema digestivo que se encarga de la nutrición y evacuación de residuos, un sistema cardiovascular, y así montones de sistemas que se encargan de diferentes tareas pero que todas en conjunto hacen que todo el sistema general (el cuerpo) funcione. De hecho hasta podemos ir a lo mínimo, que son las células, cada una de las cuales es un sistema complejo en sí misma y que forma parte de un todo mucho más grande, siendo además cada una de ellas de distinto tipo y encargándose por tanto de distintas disciplinas (células musculares, nerviosas, epiteliales, defensoras, etc.).
En la familia también hay multidisciplinariedad. Quienes están a cargo se encargan de los ingresos, de la toma de decisiones, del abastecimiento del hogar, de las tareas de la casa. Pero eso luego se va dividiendo todo, ya que los más pequeños si están, por ejemplo, en una familia que funcione medianamente bien tienen que estar haciendo sus responsabilidades y su aporte. Lleva todo esto a la sociedad y verás que es muchísimo más complejo, y esa multidisciplinariedad nos atañe porque nosotros vamos a ejercer un rol dentro de ese sistema.
Ahora mismo que yo estoy escribiendo esto estoy ejerciendo un rol dentro de ese sistema y te estoy afectando. En este momento estoy dando información, estoy procesando información y transformándola, educando a través de ella desde mi forma de hacerlo y desde mi conocimiento. Cada uno de nosotros aprende y sabe hacer algo que es valioso para el sistema y a través de ahí se gana su remuneración o su lugar dentro de dicho sistema, sino será fagocitado por él y eliminado o hecho a un lado. Esa multidisciplinariedad hace que nosotros podamos tener distintas formas de satisfacer necesidades porque cuando necesite un doctor tengo a quien acudir, que sepa de esa disciplina, cuando necesito un psicólogo, cuando necesito comprar algo tengo algo que comprar para satisfacer mi necesidad, porque hubo alguien que procesó eso y permitió que exista en el mercado, y así con todo.
Límites y entorno
Tenemos también la existencia de límites y entorno. Todo sistema tiene sus límites y tiene un entorno en el que se mueve, y esos límites también interactúan con las otras partes del sistema. Esta es la teoría muy simplificada, pero te ayuda a ver que la frase de esta revelación, “Ver la sociedad en su contexto” implica simplemente entender que la sociedad es un sistema, y como parte de él nosotros somos afectados y lo afectamos también, y que no es lo mismo, como ya dije, estar en un país que en otro, en una cultura o en otra. Toda sociedad tiene su forma de funcionamiento, su ética y su moral, su cultura y eso influye en los individuos y a su vez los individuos influyen también.
El enfoque que nosotros damos en el desarrollo personal implica comenzar con el individuo para que el individuo actúe sobre el sistema mismo y lo transforme. La dificultad está en que inclusive, aunque el sistema sea fallido, los individuos tenderán a defenderlo con todo, se defiende el statu quo, es una condición humana natural. Cambiar no nos gusta, aunque el cambio sea bueno para nosotros preferimos muchas veces mantenernos en una situación insatisfactoria, inclusive hostil, porque ya aprendimos a movernos en ella y lo nuevo es incertidumbre, y la incertidumbre no nos gusta. La incertidumbre nos incomoda y nos genera mucho miedo (de ahí el dicho “más vale malo conocido que bueno por conocer”). Entonces vamos a defender al sistema por fallido que sea.
Ahora que entiendes qué significa ver a la sociedad en su contexto histórico, cómo ésta nos sesga para bien o para mal, es momento de avanzar al siguiente punto, basándonos justamente en el individuo para que éste afecte al sistema y no sea tan afectado por el mismo, o sea, enfoquémonos en ti.
Niveles lógicos
Los Niveles Lógicos nacen de la Programación Neurolingüística, ilustrados en la imagen siguiente:
Es una pirámide que ilustra cómo nuestro interior crea nuestro exterior. En primer lugar, en la punta, está la Mente Mayor. Esto no se ve en la imagen. La Mente Mayor responde a la pregunta ¿Quién más soy?, es decir, además de la persona que creo ser, qué más soy. Es una pregunta más espiritual y cada uno la responderá a su manera. En nuestros cursos nosotros tocamos incluso esa parte de la pirámide en profundidad, porque es el modo en que una persona puede proyectar cómo trabajarse a sí misma y hacia dónde apunta en dicha transformación.
En segundo lugar, está la Identidad. Es la idea que tú tienes acerca de quién eres. Responde a la pregunta ¿Quién soy? Esta idea es creada, impuesta y formada, forma parte de tus sesgos, por tanto, es moldeable y puedes modificarla a tu conveniencia. La dificultad radica en que al estar tan arriba en la pirámide es muy difícil de cambiar. La altura de la pirámide representa también la profundidad mental, cuán adentro en tu mente está esta estructura. Cambiar tu Identidad y cambiar tu Mente Mayor es de lo más complicado. ¿A caso te suena fácil cambiar tus ideas religiosas o espirituales? ¿Tu partido político? ¿Tu forma de ver el mundo? La identidad tiene tanta fuerza como cualquiera de estas ideas, por lo que cambiarla, por bueno que sea, generará muchísima resistencia.
En tercer y cuarto lugar están los Valores y las Creencias. Responden a las preguntas ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué es importante? Tus creencias, como ya viste por la Ley de la Creencia, crean tu mundo. Tus valores representan tu juicio sobre ti mismo/a, sobre los demás y sobre todo lo que te rodea. Defenderás tus valores y creencias a capa y espada ante cualquiera que ose cuestionarlos. En general, cuando más nos enojamos es cuando alguien cuestiona o incumple con nuestros valores. Si, por ejemplo, la honestidad es para ti un valor importante, te ofenderás fácilmente con cualquiera que te mienta o engañe.
Es en estos primeros cuatro niveles donde se originan tus problemas, y es en ellos que trabajaremos más que nada a lo largo de nuestros cursos y todo nuestro contenido. Y como ya dijimos, estos niveles son los más difíciles de cambiar porque tú mismo/a no querrás hacerlo. Tu mente se resistirá. Se requiere valor para cuestionarse a sí mismo y cambiar, y es justamente en el cambio donde radican la prosperidad y el éxito.
En quinto lugar, tienes las Capacidades, que responden a las preguntas ¿Cómo? ¿Con qué? Es decir, cómo haces lo que haces y con qué recursos, tanto físicos como mentales y emocionales. Es la idea que tú tienes acerca de ti mismo/a sobre lo que puedes y no puedes hacer, sobre lo bueno/a o competente que eres en tal o cual aspecto y sobre lo malo/a o incompetente que eres en otros.
En sexto lugar tienes el Comportamiento o las Conductas. Es la respuesta a la pregunta ¿Qué? Es decir, qué haces. Son tus acciones, tus decisiones, tus actos.
En séptimo lugar tienes el Ambiente. Responde a las preguntas ¿Dónde? ¿Con quién? Es tu entorno. El lugar en que te mueves y las personas con quienes te rodeas, a quienes frecuentas. Es tu contexto como parte de un sistema externo (o sistemas) al que perteneces.
La gracia de estos Niveles Lógicos es que cada nivel afecta a todos los que tiene por debajo. Dicho de otra manera:
- Mente Mayor: Afecta a tu propia Identidad en tanto ser humano.
- Identidad: Quién crees que eres afecta a tus creencias y valores.
- Creencias y valores: Lo que crees del mundo y la forma en que lo juzgas afecta a tus capacidades y acciones.
- Capacidades: Están dadas por tus creencias y valores, así como por quién crees ser. Lo que tú crees que eres capaz o incapaz de hacer afectará obviamente a tu comportamiento.
- Comportamiento: Es lo que haces, y pues actuarás en consecuencia con lo que tú crees que eres capaz de hacer o no hacer. Tus actos afectarán al ambiente en que te mueves.
- Ambiente: Cómo te comportas determinará el ambiente en que te mueves y las personas que frecuentarás.
De este modo, si cambias algo de tu Identidad, de quién crees ser o no ser, cambiarás todo lo que hay por debajo y transformarás tu mundo, inclusive el ambiente y las personas que te rodean. Si quieres desarrollar nuevas capacidades tienes que cambiar los niveles superiores, es decir tu identidad y tus creencias. Cada vez que surge un problema en algún nivel de esta pirámide, la solución está en uno o más niveles por encima. Siempre se busca la causa de un efecto y se trabaja sobre ella para modificar el efecto, no sobre el efecto mismo.
Esta pirámide representa una estructura mental que afecta a tu mundo físico, a tu cuerpo y a tu vida. Al ser una estructura mental es maleable, puedes cambiarla a voluntad. Tú eliges lo que quieres creer, aceptar o rechazar en cada nivel. Pero como tu mente se resiste al cambio, y tanto éste sea más profundo, más resistencia habrá, es necesario un proceso de aprendizaje. A la mente le gusta aprender, nos genera placer aprender, y el aprendizaje no genera resistencia. Así que eso es lo que hacemos aquí. Enseñarte, para que tú mismo/a te cuestiones a tu manera y te crees a ti mismo/a cómo quieres ser.
En el libro Conversaciones con Dios, de Neale Donald Walsch se hace alusión clara a esto en la siguiente cita:
“El secreto más profundo es que la vida no es un proceso de descubrimiento, sino un proceso de creación. No te descubres a ti mismo, sino que te creas a ti mismo. Trata, por tanto, no de averiguar quién eres, sino de determinar quién quieres ser.”
El instinto de pertenencia
En Japón está socialmente mal visto que un empleado se vaya de su trabajo a la hora de salida, o sea que se espera que uno se quede más tiempo del debido, algo así como horas extra no remuneradas. Pero esta visión no es del jefe, es de los compañeros, es de la sociedad en general. Por eso Japón es un país donde la gente muere por exceso de trabajo, porque literalmente las personas trabajan hasta el límite de su capacidad mental y física, hasta el agotamiento extremo, y mueren.
La mente mayor es el nivel más alto de la pirámide de niveles lógicos, y allí está contenida la sociedad. Si la sociedad espera cierto comportamiento de mí tenderé a comportarme de ese modo o intentarlo tanto como sea posible. Por eso los japoneses se mueren trabajando. En Latinoamérica es al contrario, está mal visto que uno trabaje tanto, los propios compañeros se alejarán de quién haga eso, por tanto la tendencia de comportamiento es no hacerlo. Ninguno de estos dos extremos es bueno, por eso Yokoi Kenji se encarga justamente de llevar lo bueno de Japón a Latinoamérica y viceversa. Pero volviendo al punto, lo que pretendo ilustrar aquí es que los seres humanos tendemos a buscar la pertenencia a los grupos.
Instintivamente, ser excluido del grupo principal en el que estamos inmersos (estar fuera del sistema) implica muerte. Nuestro cerebro es un cerebro animal como el de cualquier mamífero, así que puedes verlo como si fueras un león: si a un león lo excluyen de la manada, sencillamente el ambiente que lo rodea lo matará; sin la manada el león no es nadie. Los seres humanos seguimos funcionando de la misma manera y por eso somos seres gregarios, sociales. Si nos excluyen de los grupos principales de pertenencia se activan mecanismos en el cerebro que tienden a deprimirnos, inclusive pueden llevarnos a la apatía y al suicidio. La persona que sufre bullyng y que se siente excluida, si esto se perpetúa en el tiempo, posiblemente tendrá intentos de autoeliminación, desarrollará depresión severa y tendrá algún otro trastorno o dolencia emocional, mental e incluso física.
Queremos pertenecer. Necesitamos pertenecer.
Identidad y autoimagen
Como parte de un sistema has sido moldeado desde tu nacimiento. Nuestra genética tiene esa información impresa en nosotros, del mismo modo que un ave migratoria sabe hacia dónde viajar sin que nadie le dé indicaciones y sin que sus progenitores se lo enseñen. Este mecanismo de vivir en grupos es el mismo mecanismo que tienen la mayoría de animales (mamíferos que forman manadas, peces que forman cardúmenes, aves que forman bandadas, insectos que forman colonias, etc.).
Si los humanos aún viviéramos en estado salvaje, solo podríamos sobrevivir en grupos, en “manadas”, en clanes (¿de dónde crees que surgen los apellidos?). Un ser humano por sí solo es vulnerable ante otros animales e incluso ante otras tribus humanas. Este mismo mecanismo es el que suele activar, por ejemplo, la histeria colectiva, que es un fenómeno que se da cuando un grupo de personas ve expuesto a uno de sus integrantes a algo que los podría afectar a todos. Por ejemplo, si en un grupo de personas, de pronto alguien muere por una enfermedad desconocida, es posible que muchos del grupo (o todos) comiencen a tener los síntomas de esa dolencia sin padecerla realmente. El miedo genera un efecto psicológico tan grande que la mente domina al cuerpo generando efectos físicos que podrían llegar a matar.
Tú, sin darte cuenta, perteneces a muchos grupos a la vez y a todos ellos les debes ciertos patrones de comportamiento que heredas para seguir siendo parte de ellos, para pertenecer, y todo esto te afecta muchísimo más de lo que puedas llegar a imaginar. Te daré algunos ejemplos:
- La familia: es el primer grupo de pertenencia, el cual te hereda sus valores y antivalores, su visión del mundo, positiva o negativa, sus debilidades como clan y fortalezas como clan, y muchas más cosas.
- Tu barrio: el vivir en un barrio u otro genera en ti la visión de que no perteneces a otros grupos, que cuando estás en un barrio distinto de la ciudad ya no estás en tu lugar, ya no perteneces. El barrio mismo tendrá sus valores y creencias. Los vecinos esperarán cierta forma de comportamiento del resto de la gente del entorno, y eso te condiciona.
- La ciudad: Igualmente tu barrio está en una ciudad determinada y tú tomarás de ella lo que te haga pertenecer. Imagínate que eres de Madrid, España, y yo escribo: “La gente de Madrid es un asco”, ¿cómo te sentirás? Como si yo hubiese dicho que tú, personalmente, eres un asco. Por el contrario, si digo “La gente de Madrid ha sido muy amable conmigo, es una ciudad increíble”, tu ego crecerá dos metros y sentirás que esas palabras fueron para ti directamente.
- El país: Junto a todo lo anterior, al adoptar una bandera, una patria, automáticamente te diferenciarás del resto de personas el mundo. Aceptarás las creencias y valores de ese país, la visión social y política, la forma de vivir y sobrevivir. Por eso no es lo mismo estar en Japón, en España, en Uruguay, en Estados Unidos o en Groenlandia. Cada país adopta también cierta cultura, con sus festividades, creencias, valores, expectativas, deidades, folklore, y todo lo que se te ocurra. Pero realmente no pertenecemos a ninguna “patria” o bandera, aunque hemos crecido creyendo que sí, y por ende defenderemos a muerte dicha bandera porque es “lo que somos”. Falso, pero así lo vivimos.
- Tu género: Los grupos no se definen solamente por localidades geográficas, sino que el género, los ideales, las creencias, las costumbres, y otro sinfín de cosas influyen en esto. No es lo mismo ser varón (nacer con pene y testículos) en Japón que serlo en México o que serlo en la India. No es lo mismo ser mujer (nacer con útero, ovarios, vagina y vulva) en la India que en Estados Unidos o en Uruguay. Cada país impondrá modos de comportamiento y expectativas a cada individuo según su género, y esta carga es increíblemente poderosa e importante, afectándote mucho más de lo que crees. Si tu identidad de género no se acopla a las expectativas sociales entonces te identificarás con aquellos que apoyen lo que tú vives y sientes ya que el resto de la sociedad te discriminará o excluirá. Además se conformarán estereotipos de cada grupo.
- Tu educación formal: Tu nivel de progreso académico también te colocará en ciertos grupos y te excluirá de otros, y asociado a ello se dibujará la forma en que encararás muchos aspectos de tu vida.
- Tu economía: El tamaño de tu cuenta bancaria te colocará en cierto estrato social y junto con él te atará a creencias y formas de ver el mundo, tanto positivas como negativas. Tú tenderás a identificarte con cierto tipo de personas y no con otras, solamente por los bienes materiales que posean. Lo haces inconsciente, pero lo haces.
- Tu ascendencia étnica: No es lo mismo tener afro-descendencia que ascendencia asiática. Si bien eso no te define como persona, te guste o no, hace que la sociedad te encapsule dentro de ciertos grupos y te vea de diferente manera según el color de tu piel, la forma de tus ojos, la morfología de tu cuerpo, y demás. ¿Está bien? No. Pero aquí no estamos para determinar lo que está bien o mal, sino para ver cómo funciona la realidad en que vivimos y así utilizarla a nuestro favor.
Podría seguir y seguir con todo esto, tocando creencias religiosas, políticas, éticas, sociales, económicas o en base a cualquier forma de pensamiento, y no aportaría mucho más. Lo que quiero que entiendas es que sin darte cuenta has elegido y aceptado pertenecer a decenas o cientos de grupos y por cada uno adoptas patrones de comportamiento, creencias, pensamientos, ideales y valores, con el único fin de pertenecer, y esto se debe a esa genética obsoleta de necesitar pertenecer a grupos sociales para sobrevivir.
Vacuidad
La vacuidad es un concepto que tomamos del budismo como filosofía, el cual nos permite entender aún más en profundidad esta revelación, y que nos recuerda justamente cómo operan los sesgos: no vemos las cosas como son, vemos las cosas como somos nosotros. Pero esto va aún más allá, porque al final de cuentas, por más que seamos parte de un sistema que nos moldea, por más que los sesgos operen en nosotros, por más identidad y autoimagen que hemos generado, somos nosotros quienes ELEGIMOS ver la realidad del modo que queremos verla, y podemos ELEGIR verla desde otro lugar.
Para explicarte mejor este concepto de vacuidad voy a tomar un extracto del video “La semilla del éxito” del Gueshe Michael Roach (gueshe es un rango de los monjes tibetanos), hombre norteamericano que viajó al Tíbet y vivió allí más de 20 años, entrenando y practicando las enseñanzas budistas en profundidad (lo cual demuestra al ser casi el único extranjero en alcanzar el rango de gueshe). Por diversos motivos tuvo que volver a Estados Unidos y crear una empresa de diamantes que vendió por cientos de millones de dólares, con el objetivo de financiar la estadía de los tibetanos refugiados en India a causa de las invasiones y ataques de China al Tíbet. Michael explica muchísimas cosas acerca de cómo generar riqueza a través de las enseñanzas budistas, cómo lograr una vida plena y un montón de cuestiones más profundas aún. Roach escribió un libro que habla sobre estas cosas llamado “El tallador de diamantes”, que sería interesante que puedas leer. Asimismo, vamos a ver en este extracto cómo este señor explica qué es la vacuidad:
“—Les voy a hacer una pregunta—, dice Michael al público mientras sostiene un bolígrafo en la mano.—¿Qué es esta cosa? Es un bolígrafo. No sean tímidos por favor—, añade sonriente al ver que el público escucha en silencio— Yo también estoy nervioso así que ustedes no deberían estar nerviosos. Si yo muestro este bolígrafo y viene un perro ¿Qué haría con él? La mordería ¿Verdad? ¿Acaso el perro ve un bolígrafo? Podemos decir que no, que solo ve algo para masticar. El humano ve un bolígrafo, el perro ve algo para morder ¿Quién tiene la razón? Podemos decir que ambos. Ahora, si yo coloco este bolígrafo aquí—y deja el bolígrafo en una mesa—, y todas las personas y todos los perros nos vamos de aquí, ya no hay nadie ¿En ese momento qué es este objeto? ¿Es un bolígrafo o es algo para morder? Podríamos decir que no es nada, es una cosa, esa sería una buena respuesta. Ahora si yo entro en la habitación siendo un humano y levanto la cosa, veo un bolígrafo. Entonces ¿El bolígrafo viene del bolígrafo, viene de sí mismo, o será que viene de mi mente? Seguramente viene de mi mente, porque si el bolígrafo viene de sí mismo entonces el perro intentaría escribir algo, pero no hará eso. El objeto para morder viene del perro, y el bolígrafo viene de mí. ¡Ah! Entonces puedo cerrar mis ojos, porque si el bolígrafo viene de mi mente entonces quiero tener un gran diamante, no un bolígrafo, quiero un diamante—. Y Michael cierra los ojos mientras hace como que se concentra en desear el diamante, hace mantras y visualiza. Abre los ojos y mira fijamente el objeto. —¡¡¡SIGUE SIENDO UN BOLÍGRAFO!!! Esto es muy importante, puedes lograr cualquier cosa si entiendes esto: este bolígrafo viene de mí, pero no es mi deseo, sino que hay una ‘semilla’ en mi mente y cuando ésta se abre veo un bolígrafo; si tuviera una ‘semilla’ diferente querría morder este objeto. Depende de la ‘semilla’ que está en la mente. En todo es igual, esta habitación, las personas que están aquí, todo viene de tu mente, de una ‘semilla’ en tu mente. Entonces ¿Podemos controlar las ‘semillas’ en nuestra mente? ¿Podemos elegir cuál usar? No se trata de DESEAR, se trata de PLANTAR una ‘semilla’ en mi mente para cada cosa en la vida (…)”
Si quieres ver cómo sigue solo busca “La semilla del éxito” de Michael Roach en YouTube o sigue este enlace. Lo importante aquí es que Michael explica con gran claridad qué es la vacuidad: nosotros elegimos cómo ver las cosas y en qué enfocarnos. En sus libros él lo desarrolla aún más, sin embargo podemos entenderlo así: si ves que tu pareja es molesta o gruñona es porque tú elijes ver esa cualidad de la persona, viene de ti, no de la persona y por tanto puedes elegir verla de otro modo; si ves que tu jefe es una persona odiosa tú estás eligiendo verlo con la ‘semilla’ del odio y te enfocas en eso descartando el resto, es decir, eliges el sesgo con el que operas. En todo momento puedes elegir qué ver de la realidad y qué no ver.
Si tomamos un extracto de los escritos budistas tenemos lo siguiente:
“Nada existe del modo en que aparece ya que nada puede venir de nada sino de tu propio lado. El modo en que percibes las cosas está dado por semillas o impresiones que tú mismo plantaste previamente en tu mente, al HACER, DECIR o PENSAR algo, bueno o malo, sobre otra persona. Es, por tanto, posible diseñar tu propio futuro simplemente haciendo un seguimiento de cómo actúas, hablas y piensas durante el día.
La impresión (semilla) del éxito solo puede plantarse al observarse a uno mismo dando todo lo que pueda a los demás. (…) La única persona que realmente podría dar lo suficiente a los demás como para plantar las impresiones en su mente que le hicieran ver una gran cantidad de riqueza en su camino, sería alguien que no hiciera distinción entre él mismo y los demás”.
Al final todo se trata de SER aquello que queremos ver en el mundo. Si quieres riqueza comparte lo que tienes. Si quieres tolerancia sé tolerante. Si quieres compañía acompaña a quién esté solo. Si quieres un oído presta el tuyo. Si quieres amor da amor. Estos actos por sí mismos tienen el poder conductual de utilizar tu neuroplasticidad para transformarte en una persona totalmente diferente, que aporta valor allí donde va y por tanto BRILLA.
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